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Las voces de los productores del continente, actores claves de la seguridad alimentaria global y de la sostenibilidad ambiental del planeta, marcaron presencia en un ámbito de debate que reúne a los principales líderes políticos de 197 países.
Bakú, Azerbaiyán, 14 de noviembre de 2024 (IICA) – Las innovaciones productivas que están aumentando la capacidad del sector agropecuario de las Américas para adaptarse al cambio climático y contribuir a la mitigación de sus causas fueron mostradas a la comunidad internacional, congregada en la COP29, en un evento en el pabellón del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) junto a sus socios en la ciudad de Bakú.
Así, las voces de los productores del continente, actores claves de la seguridad alimentaria global y de la sostenibilidad ambiental del planeta, marcaron presencia en un ámbito de debate que reúne a los principales líderes políticos de 197 países.
A ellas se unió también el Nobel de Economía 2019, Michael Kremer, quien puso el acento en la importancia de la innovación para mejorar la situación de los agricultores.
La Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas es la denominación del pabellón, que también estuvo presente en la COP27 y 28, y que se convirtió en realidad gracias al esfuerzo de organizaciones del sector privado del continente, comprometidas con la sostenibilidad ambiental de la producción.
“Diálogo para la acción climática: voces de los productores en el combate al cambio climático”, fue el título de la conversación, cuyo valor se vio realzado con una exposición de Kremer, además de Nobel, Embajador de Buena Voluntad del IICA para el Desarrollo Sostenible. El Ministro de Desarrollo Agrario y Agricultura Familiar de Brasil, Paulo Teixeira, también se unió a la conversación.
Participaron, además, Keithlin Caroo-Afrifa, Directora ejecutiva de la organización Helen’s Daughters, que trabaja en el apoyo a mujeres rurales del Caribe; Luisa Volpe, de la Organización Mundial de Agricultores (WFO) e Imelda Bacudo, especialista en finanzas climáticas de la FAO.
Manuel Otero, Director General del IICA, estuvo a cargo de las palabras de apertura y el Subdirector General del organismo hemisférico, Lloyd Day, fue el moderador de la conversación.
El potencial de la innovación
Kremer contó que está orgulloso de estar vinculado al IICA desde hace varios años y aseguró que el potencial de la innovación para mejorar la situación de los pequeños agricultores es enorme.
“En mi trabajo he revisado una cantidad de evidencia acerca de cómo herramientas tecnológicas muy básicas y muy simples han aumentado la productividad de los agricultores y cambiado la vida de habitantes de las comunidades rurales en distintas partes del mundo”, dijo el experto.
Kremer aseguró que, a un costo muy bajo, la digitalización puede ayudar a pequeños productores a acceder información, a compartir conocimientos y a mejorar su acceso a mercados.
“En Ecuador, por ejemplo, la difusión de mensajes de texto sirvió para que los productores de papa fueron mucho más eficientes en el manejo de pestes y enfermedades. En Colombia, los teléfonos inteligentes han servido para hacer llegar información muy precisa sobre las condiciones meteorológicas que ha cambiado las prácticas de los productores”, añadió.
El ministro brasileño Texeira manifestó que la agricultura es una parte muy importante de la solución al cambio climático y anticipó que la COP 30, que tendrá lugar el año que viene en Belém do Pará, Brasil, será una excelente ocasión para reafirmarlo.
“En Brasil hemos hecho avances en términos de armonizar producción y conservación y una herramienta clave ha sido la financiación para dar incentivos a pequeños agricultores. Tenemos a EMBRAPA (la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria) y financiamiento especialmente bajo para aquellos agricultores que producen alimentos de forma sostenible y cuidan los bosques. Así, hemos disminuido en un 53% la deforestación en Brasil desde el año pasado a este”, aseguró.
Manuel Otero, a su turno, explicó que el IICA llegó a la COP 29 con tres premisas fundamentales para hacer escuchar. Una es que los agricultores tienen que ser protagonistas en la discusión sobre el futuro de los modos de producción; otra es la que ciencia y la innovación deben ser la base de las decisiones que se tomen; finalmente, que la agricultura debe ser considerada parte de la solución de los desafíos climáticos.
“No debemos olvidar que la agricultura es un instrumento de paz en tiempos de convulsiones y conflictos en buena parte del mundo”, concluyó.
Lloyd Day, por su lado, se refirió a la importancia de mostrar en el mayor foro de negociación ambiental del mundo la realidad de la agricultura -muchas veces señalada por su supuesta responsabilidad en el cambio climático- y de la urgente necesidad de financiamiento para acelerar las transformaciones.
Parte de la discusión
Luisa Volpe explicó que la Organización Mundial de Agricultores (WFO) está compuesta por 81 federaciones de 55 países alrededor del mundo.
“Traemos la voz de los agricultores a la negociación y el IICA es un socio irremplazable para nosotros porque representa a los productores de las Américas. Los agricultores son emprendedores y también son parte del sector privado. Estamos para ayudar a los gobiernos y debemos ser parte del proceso de elaboración de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCs), que cada país presenta en el marco de París”, afirmó Volpe.
Imelda Bacudo, de la FAO, también hizo hincapié en la centralidad de la agricultura para afrontar los desafíos globales y, particularmente, para abordar la mitigación del cambio climático.
“No podemos confiar solo en los bosques como sumideros de carbono para cumplir los compromisos del Acuerdo de París. Son claves los agricultores y deben estar en los NDCs.
Caroo advirtió que quienes cultivan a la tierra en el Caribe no solamente son productores, sino también líderes de la comunidad, que participan en las tomas de decisiones. Caroo, mujer rural que es Embajadora de Buena Voluntad del IICA, dirige una organización que trabaja en Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves y San Vicente y las Granadinas.
“Procuramos asegurar que los agricultores se adapten al clima con variedades de semillas y que usen métodos indígenas para reducir la erosión de los suelos. Impulsamos la integración de 0tecnologías para pequeñas islas que son vulnerables. El 90% de nuestro sostén viene de fuera del Caribe, por lo que el financiamiento es nuestro obstáculo más importante”, reconoció.